París, cuando aún las cosas no se encuentran despiertas del todo, 2010

Una serie de fragmentos encontrados al azar: la Torre Eiffel, dos personajes desenfocados, un caballo y el detalle de una fotografía de J.H. Lartigue, forman una sucesión de figuras sin interrupción, incomunicadas en un espacio ambiguo que desprende una extraña calma y atraviesa la composición rompiendo la ilusión de perspectiva. El juego de escalas y la sensación de bruma generan una atmósfera quieta, silenciosa, enigmática, que busca la complicidad de quien mira, llevando la fotografía a un territorio donde lo real adquiere una dimensión onírica desde donde nos interpela. El artista nos invita a pasear dentro de la obra, habitarla y completar su historia, trazando el nexo narrativo entre sus protagonistas. Seductor en cualquiera de sus vertientes disciplinares (pintura, dibujo, escultura e instalación, con incursiones en la música, la escenografía, la arquitectura, la escritura o la fotografía), siempre contemporáneo y dueño de un universo propio, ajeno a imposiciones estilísticas o conceptuales pasajeras, Eduardo Gruber es un artista de referencia, activo desde principios de los 70, con una trayectoria tan densa como impecable, cuya obra ha vertebrado los contenidos de significativos centros y colecciones de arte nacionales e internacionales.

Marta Mantecón

Eduardo Gruber, foto: © Javier Vila

El jueves 5 de diciembre, a las 20:30 horas, La Caverna de la Luz inaugura la última exposición de 2013, con una fotografía del artista Eduardo Gruber que lleva por título “París, cuando aún las cosas no se encuentran despiertas del todo” (2010), inspirado en un verso de Carlos Alcorta.

Una serie de fragmentos encontrados al azar: la Torre Eiffel, dos personajes desenfocados, un caballo y el detalle de una célebre fotografía de Jacques-Henri Lartigue (“Grand Prix de Circuit de la Seine”), forman una sucesión de figuras sin interrupción, incomunicadas en un espacio ambiguo, que desprende una extraña calma y atraviesa la composición rompiendo la ilusión de perspectiva. El juego de escalas y la sensación de bruma generan una atmósfera quieta, silenciosa, enigmática, que busca la complicidad de quien mira, llevando la fotografía a un territorio donde lo real adquiere una dimensión onírica desde donde nos interpela. El artista nos invita a pasear dentro de la obra, habitarla y completar su historia, trazando el nexo narrativo entre sus protagonistas.

El universo de Gruber se nutre de fragmentos y hallazgos casuales que, tras un proceso de análisis y reflexión, encuentran su lugar en insólitas asociaciones compositivas formadas por la adición de capas extraídas de lo real, con las que el artista compone ensayos visuales donde late la ironía y un profundo conocimiento de la naturaleza de la percepción, que le ha llevado a investigar en profundidad los principios que hacen que una composición funcione, recurriendo en este caso a la tecnología digital y al “montaje sin costuras”.

Seductor en cualquiera de sus vertientes disciplinares, siempre contemporáneo y dueño de un universo propio, ajeno a imposiciones estilísticas o conceptuales pasajeras, Eduardo Gruber es un artista de referencia, activo desde principios de los 70, con una trayectoria tan densa como impecable, jalonada por múltiples lenguajes: pintura, dibujo, grabado, collage, escultura e instalación, con incursiones en la música (toca el violín desde niño), la escenografía (en 1993 recibe el Premio Nacional de Escenografía Ciudad de Oviedo para realizar los decorados y vestuario de la ópera “Der Freischüz” de Carl Maria Von Weber, dirigida por Pilar Miró, que se estrenó en el teatro Campoamor de Oviedo en 1993 e inició la temporada de ópera en el teatro de la Zarzuela de Madrid en 1994), la arquitectura (en 1999 diseñaba para la Confederación Hidrográfica del Norte los edificios situados a lo largo de los cauces del proyecto de saneamiento de los ríos Saja-Besaya), la escritura (es autor de tres novelas: “El devorador íntimo”, “Cual tímido león” y “Ópera y Boxeo”, la primera de las cuales ha sido recientemente publicada en la editorial El Desvelo) o, en este caso, la fotografía.

Activo desde principios de los 70, su obra ha vertebrado los contenidos de significativos centros y colecciones de España, Francia, Holanda o Alemania. Vinculado a la mítica Sala Sur de Santander y después a las galerías Evelyn Botella de Madrid, Artline de La Haya y Ámsterdam, o Siboney y Del Sol St. Gallery de Santander, su trabajo se ha exhibido también en muestras internacionales como ARCO en Madrid, FIAC de París, Kunstrai de Ámsterdam, Art Basel o Art Cologne. Su última comparecencia individual tuvo lugar hace unos meses en el CAB de Burgos en una exposición monográfica titulada “El buscador de oro”, metáfora de las búsquedas y hallazgos del pintor en el estudio.

Con la fotografía de Eduardo Gruber se cierra el proyecto “Jaque al Ojo”, una reflexión sobre el estatuto de la mirada y la eficacia de las imágenes como proveedoras de conocimiento que ha constituido la tesis de partida del programa de La Caverna de la Luz a lo largo de 2013. El objetivo ha sido pensar sobre el fenómeno de “desgaste de la imagen” y los actuales “modos de ver” a través de trece obras realizadas por una selección de artistas (Daniel Gutiérrez Adán, Sara Huete, Sonia Higuera, Fernando Navarro Vejo, Tamara García, María María Acha-Kutscher, Yolanda Novoa, alfonso borragán, Hondartza Fraga, Noé Bermejo, Jesús Vidal y, poniendo el broche de oro, Eduardo Gruber) que trabajan con diversas disciplinas creativas, incluida la fotografía, y desde muy diferentes posiciones formales y conceptuales, pero que comparten un interés común por la imagen como vehículo transmisor de ideas, emociones y subjetividades. La propuesta planteada a cada artista fue indagar en aquello que se oculta en lo que vemos, bucear en las fronteras de la percepción o situar la imagen al límite de su visibilidad para generar unas cuantas preguntas y provocar, en consecuencia, el deseo de ver y de mirar.

La Caverna de la Luz. Calle del Sol, 11 Bajo. Santander. www.lacavernadelaluz.es

Inauguración:

Jueves 5 de diciembre a las 20:30 horas.

Ficha técnica de la obra:

Eduardo Gruber: “París, cuando aún las cosas no se encuentran despiertas del todo”, 2010. Composición fotográfica. 21,5 x 45 cm.

reseña de Marta San Miguel en el DM
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