Una cartera, una chancla y medio peine, 2021 ©Marco Díez

Una cartera, una chancla y medio peine

La sala quedaba impregnada por la luz, una gruesa franja de pendiente pronunciada. Con solo observar las líneas que predominaban la geometría de la estancia sentía que estaba en donde tenía que estar. En la foto.

Una sombra que esconde la cara oculta de una columna, una puerta a medio abrir en penumbra, un espejo que se resquebraja, fragmentos de reflejo que ya no están, objetos abandonados a la deriva.

Cuando me paro y observo, la calma me inunda. «No quiero contar nada aquí, solo lo voy a fotografiar porque es bonito», pienso.

He caminado toda la tarde, deambulando por pasillos semiiluminados buscando una excusa para fotografiar, pero a veces no hay más pretexto que una simple cartera, una chancla y medio peine.

Marco Díez Acebo (Solares, 1997)

Mi historia comenzó cuando dejé de hacer lo que pensaba que tenía que hacer. No acababa de encajar en la carrera de historia, pero por suerte me había aficionado al cine mientras la estudiaba, así que, sin más que mi afición por el medio, salí de la carrera y me aventuré a estudiar fotografía.

Hasta septiembre de 2017 no había tocado una cámara, pero había observado mucho. Creo que me supe desenvolver con bastante soltura, conociendo la técnica y aprendiendo de los grandes. Así fue como a mediados de 2019 terminé mis estudios y nació Celluloid Love Story, un proyecto en donde no podía faltar el cine.

Unos años más tarde, tras pasar por un periodo de incertidumbre, comencé la carrera de comunicación audiovisual, sin saber muy bien en qué lugar iba a desembocar esa elección. De aquí nació La luz oculta, otro proyecto en el que abandono el cine como temática -no como estética- por algo más personal.

Últimamente he optado por hacer mucho street photography, por hacer tomas simples, sin artificio, sin pensar ni justificar mis acciones. Solo sigo observando y recogiendo de aquí y allá lo que me sirve y desechando con un solo vistazo lo que no. Buscando la luz y los motivos.

Reseña de Guillermo Balbona en las páginas de Cultura del Diario Montañés

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