Autorretrato XI, 2011

La Caverna de la Luz presenta el 1 de febrero la segunda entrega de la serie El fantasma en la máquina, el proyecto comisariado por Lidia Gil para el 2018 que comenzaba Manuel Álvarez Diestro el mes pasado. El fotógrafo Jorge Fernández continúa ahora esta reflexión en imágenes sobre las relaciones entre el humano y la máquina con una fotografía misteriosa que contiene jugosos y poéticos discursos. Están en juego el propio medio fotográfico –la máquina que fotografía-, el creador con su mirada, la identidad, la muerte… Autorretrato XI es una imagen aparentemente casual de una pieza expuesta en la Fundación Maeght en Saint-Paul-de-Vence, una escultura que es una piedra con tocado, turbante o sudario. Es materia inerte, un mineral, el elemento más primario y lejano de la sofisticación humana o la inteligencia artificial, muy lejano también de la Panasonic DMC-GF1 que recoge su apariencia. La escultura comparte espacio en la fotografía con la fantasmática sombra del artista, un recurso autorreflexivo muy habitual en la obra de Jorge Fernández.

Cada vez más, la cámara de fotos resulta ser una suerte de autómata que calcula todos los parámetros y tan solo accionando un botón es capaz de realizar la fotografía perfecta. La fotografía perfecta para una máquina. A veces hasta es difícil que te permita forzar algún nivel de forma creativa y buscar la imagen deseada resulta ser un diálogo complejo con una tecnología tremendamente avanzada que necesita de una gran preparación para ser comprendida en su totalidad.

Las implicaciones de la tecnología en el individuo y la forma en que este se contempla a sí mismo son infinitas, quizás más sutiles y profundas de lo que pueda parecer a simple vista. El uso cotidiano y excesivo de cientos de aparatos que nos facilitan y simplifican la vida puede mermar a la larga nuestra capacidad de acción, de respuesta creativa al mundo.

Autorretrato XI es una foto provocadora que obliga al espectador a hacerse preguntas, quizás  la más auténtica y genuina función del arte; una opción muy de agradecer en un mundo en el que lo superficial y falsamente evidente gana la partida al espíritu crítico y analítico.

Lidia Gil Calvo

Jorge Fernández Bolado, foto: © Pilar Torre

Jorge Fernández Bolado, fotógrafo desde 1968 y profesional desde 1981 hasta la actualidad. Ha trabajado en la realización de catálogos, libros, fotografías de arte y arquitectura y organizando exposiciones. Los primeros trabajos los realiza para el Colegio de Arquitectos, fotografías y ampliaciones en papel para la exposición y catálogo Paseo Pereda/Castelar defensa de nuestro patrimonio de 1980. Otros clientes con los cuales ha colaborado intensamente durante estos años son: Autoridad Portuaria de Santander –fotografías para el libro Santander, el Puerto y su Historia editado en 1985 hasta las fotografías para el catálogo de la exposición de Henry Eric en 2017–, Fundación Botín –fotografías para el catálogo Joaquín Martínez Cano de 1986 y Sol Lewitt 17 wall drawings 1970-2015–, Obra Social y Cultural de Caja Cantabria –Curso, La Fotografía  150 años de Historia impartido en 1984, Cántabros la génesis de un pueblo  en 1999 y  Siempre nos quedará la pintura de 2011, Museo Municipal de BB AA de Santander y actual MAS –fotografías para el catálogo Sedano en 1981 y La Idea de Arte en 2014, Fundación Santillana, Sala Robayera, Universidad de Cantabria, etc.

En sus viajes realiza las fotografías que de vez en cuando expone, en estos años ha realizado unas diez exposiciones individuales. Sin darse cuenta o por costumbre vuelve a fotografiar obras de arte en las visitas a los museos o galerías de arte, es como una deformación profesional, aunque en realidad las hace por placer. Como él mismo dice “fotografía con la libertad e improvisación del turista aficionado, algunas veces atina y la mirada se transforma: vemos otra cosa”.

reseña de Guillermo Balbona en la sección de Cultura del Diario Montañés
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