Extrañas extensiones personales
Es una pulsión inevitable de conservar un registro de imágenes sobre las cosas que me hacen y me hicieron feliz, por ser consciente de que con el tiempo las caras de la gente ausente se desdibujan y desenfocan en el pensamiento hasta desaparecer, la fotografía es, entre otras cosas, una lucha contra el olvido, un cuaderno de bitácora para sus protagonistas.
Pero, también es un grito sordo contra la mojigatería social, un intento de reclamar la absoluta libertad de fotografiar sin ser censurada, juzgada, cohibida e increpada para no hacer lo que me da la gana, en un mundo que confunde con pornografía lo que es simplemente piel, como si esta fuera algo sucio que va por ahí corrompiendo mentes sanas… la piel por si sola realmente es un órgano precioso, el más grande, el que nos protegerá y acompañara hasta nuestra muerte, más allá de esto no hay nada.
Nuria Sal
Disculpen el atrevimiento, pero me puede la frescura, la espontaneidad, los lugares mágicos y sus protagonistas.
Nuria es una fotógrafa que se quiere sin querer, sus imágenes nos susurran su mirada. Realidades aderezadas con especias muy personales, que despiertan en nuestros sentidos el placer de disfrutar el instante.
Sus creaciones son lúdicas, procesuales y elige el momento… esa intuición por vivir el instinto por la aventura creativa.
Especial mención a los rincones sociales que comparte con nosotros, ironía femenina. Esos lugares acomodados en lo ridículo, la supervivencia de lo astutamente incorrecto. Sinceramente, son fotografías de una cara.
José Antonio Parada Castellano
H2O, dos átomos de hidrógeno uno de oxígeno, agua. Eso es la vida resumida en una fórmula diminuta.
Algo de grandes dimensiones, con vida y carácter propios, que te invade te abraza y hasta te asfixia…
De ello nos hablan las imágenes de Nuria Sal, que giran en torno al agua y resultan tras ir sumando nuevas moléculas a la fórmula.
Su receta es sencilla pero efectiva, sobre una base acuática va mezclando sin esfuerzo aparente, fragmentos de cotidianidad y emoción.
De manera natural consigue despojarla de sus propiedades físicas para ofrecernos un líquido de hermosos colores, intensa fragancia y un sabor inequívoco a esos momentos de la vida que merecen ser recordados.
Gota a gota el trabajo de Nuria termina por empaparte, como aquellos paseos en los que uno prescinde conscientemente del paragua y entrega su piel y sus sentidos a la lluvia.
Roberto Anguita
Nuria Sal
Torrelavega, 1973
Cuenta con una larga trayectoria expositiva tanto en salas públicas como privadas, destacando en los últimos años las realizadas en los ayuntamientos de Puente San Miguel, Suances, Ruente y Polanco, Inder Espacio (Santander), Rvbicón (Santander), Centro Nacional de Fotografía Manuel Rotella (Torrelavega), Sala de Exposiciones Mauro Muriedas (Torrelavega) y Centro Cultural El Espolón (Comillas)