Gema Rodrigo

Y salió de casa, de lo que era su casa. Cruzó dos desiertos, diez bosques y cuatro ríos. Después un mar que tenía tantos nombres como historias contaba. Allí se le quedó la vida a la espalda. Continuó caminando, conoció pueblos y gentes. Llegó a una ciudad donde el cielo casi siempre estaba oscuro y decidió quedarse. Luego recorrió pasillos, acumuló rostros y se le fue desenraizando el alma. Pasó