2001, 2018

“2001”

Un bello perfil emerge desde la profundidad de un óvalo de intenso color rojo, que al tiempo impregna toda la figura con esa coloración, actuando cual filtro fotográfico. Si no fuera por el mayor tamaño de la obra, la denominaríamos camafeo y si la figura, la bella mujer del perfil, no fuera una apropiación, sino una invención original de Jorge Rojo, admiraríamos a este por su alto valor estético, como de hecho siempre lo hemos admirado en el autor primigenio, el florentino Domenico Ghirlandaio (1448-1494).

Jorge Rojo (Santander, 1955) realiza una “citación” e interpretación de una obra famosa y relevante de la pintura renacentista italiana y la lleva a cabo siendo plenamente consciente de que cuenta con el aval de partir de una reproducción gráfica de la misma, una de tantas de las múltiples que el excepcional retrato ha tenido a lo largo del tiempo, con lo que ello  comporta de lejana pérdida de ese “aura” original que solo nos lo puede seguir entregando una contemplación directa e individual, absorta y concentrada, de la excepcional pintura que se exhibe en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, en Madrid, el retrato de Giovanna Tornabuoni, del  año 1488. Y sabedor de esa pérdida de lo singular e irrepetible del original, nuestro pintor, metido a fotógrafo ocasional, se permite manipularlo hasta el punto de transformar, yo diría traducir, es decir “traicionar”, en su apropiación o citación, muchos elementos del cuadro primigenio, desde la anulación del fondo arquitectónico y los objetos que contiene, hasta el mismo ropaje de la mujer retratada, de la que deja solo la cabeza y el arranque del busto, cambiando asimismo las tonalidades de la piel y el cabello, además de añadir un etéreo fular de gasa negra, que desde el alto pecho vuela ligero hacia atrás. Asistimos, pues, a la afortunada confluencia de la mirada propia de un pintor actual con la instrumentalización de la misma que le permiten los medios digitales más recientes. Hay en todo ello, en fin, una reunión entre el artista pintor, el fotógrafo y el diseñador gráfico, actividades todas muy queridas del mismo. El resultado de esta concurrencia de factores se titula 2001, cifra ya legendaria con la que el artista nos invita a pensar y aceptar una entidad nueva, metáfora de la conjunción de dos dimensiones temporales muy diferentes. Jorge Rojo, por consiguiente, como artista inmerso en el silencio y contemplación de una realidad tranquila y placentera, a la que nos referíamos en el planteamiento general del ciclo Festina Lente, de La Caverna de la Luz,es esa persona, en fin, que demanda y se atarea en la reparación del arte, un “caminante” tranquilo en el movimiento lento y desacelerador, que busca, a través del agrado y del gusto, los valores propios de la belleza.

Fernando Zamanillo Peral

Jorge Rojo, foto: © Javier Vila

Jorge Rojo

(Santander, 1955)

Estudió pintura con Esteban de la Foz en la primeros años ochenta.

En los años siguientes residió en Asilah (Marruecos), en 1988, y en Castro Urdiales, entre 1989 y 1991, en donde fue maestro de Diseño Gráfico de la Escuela Taller para la rehabilitación del patrimonio histórico artístico.

En los años noventa, después de residir y trabajar en Burdeos, de 1991 a 1994, fija su residencia en Santander.

Entre los años 2005 y 2007 trabaja como Coordinador Técnico del Festival “Artesles”, en la localidad de Esles de Cayón (Cantabria).

En 2012 lleva a cabo una residencia artística en Broekhuizen (Holanda)

Ha realizado a lo largo de los años muchas exposiciones individuales y participado también en otras colectivas, mostrando su trabajo pictórico en ciudades como Santander, Madrid, Bayona-Francia (Musée Bonnat), Vitoria, Bilbao, Oviedo y Gijón.

Asimismo ha participado en las Ferias de Arte “Foro Sur” (Cáceres, 2008), Arte Lisboa (2010) y ArteSantander (2007 y 2010), así como en el Festival “Artesles” (2004 y 2005)

Artículo de Guillermo Balbona en la sección de Cultura del Diario Montañés
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