José Ramón Riego Amezaga

El día había sido muy caluroso y al atardecer decidí dar un paseo por las calles de la ciudad. A este lugar se le conoce como “ el mercado de los ladrones” en él se dan cita multitud de comercios dedicados a la venta y restauración de antigüedades. Ahí estaba la foto. Un niño trabajaba junto a un viejo cartel de “ la voz de su amo”. Inmediatamente pensé que