David Salcedo

Fuchina: Cinco días de mayo  Todos tenemos un pueblo al que volver. Un lugar que contiene la infancia, lo atávico, también la barbarie. Un pueblo con casas blancas, aceras estrechas, sillas en la calle, rumores de voces. «¿Y tú de quién eres?», preguntan a quien camina mirando hacia arriba, tal vez a las nubes.  Todo pueblo que se precie como tal tiene su fiesta. Sin ritual no hay comunidad; sin